viernes, 10 de abril de 2015

Mi primer embarazo: gestación anembrionaria o huevo huero.

Hola a tod@s!

Hoy traigo un tema un poco triste, pero quería contar mi experiencia, porque el aborto espontáneo parece un tema tabú, y al no oír hablar de ello, parece que sólo te ha pasado a ti... y nada de eso!! Cuando nos pasó a nosotros nos enteramos del número tan elevado de casos que hay: 1 de cada 4 embarazos termina así, casi antes de empezar.

En mi caso, me había imaginado cómo sería el momento de enterarme de que estaba embarazada y la alegría que sentiría, pero estando de casi 6 semanas (todavía no me había hecho el test), tuve una infección de orina muy fuerte, y después de horas con mucho dolor nos fuimos a Urgencias. Allí dije que podía estar embarazada para que no me pusieran nada que pudiese perjudicar al bebé (si es que lo había), y después de 3 horas allí me dieron los resultados de los análisis, y efectivamente!! Estaba embarazada!! Pero el dolor no me dejó disfrutarlo casi, y la verdad que fue algo que me puso muy triste.


A los dos días empecé a manchar marrón y volvimos al hospital, y lo que me dijeron: “Esto puede que no sea nada y que el embarazo vaya bien; o que haya algo que va mal”… vamos… que me quedé como estaba… Porque al estar de tan poquito tiempo no se veía nada en la ecografía… Así que me dijeron que volviese en 10 días a ver si podían ver algo más.

Pasado este tiempo, efectivamente se podía ver el saco amniótico, pero nada en su interior. No tengo una imagen de mi eco, pero es así:


Me dieron dos opciones: darme unas pastillas y ponérmelas yo sola en casa y esperar a expulsar todo; o un legrado, que es una intervención para extraer el saco amniótico y todo lo que pueda generar una infección, y dejar el útero limpio. Yo opté por la segunda opción. Hace 13 años me operaron de quistes ováricos, y desde entonces tengo revisiones al principio cada 6 meses y ahora cada año, y prefería que me viese mi médico que estaba en otro hospital.

Al ser mi primer embarazo, me pusieron unas pastillas para que dilatase la zona y fuese más fácil acceder al útero. De todo el proceso lo que peor  llevé fue pensar durante los dolores de esas contracciones: “este dolor para nada!!”, porque cuando viene un bebé en camino piensas en la recompensa de tenerle contigo y se pasa mejor, pero no era el caso. La parte buena es que me pusieron calmantes sin preocupación de si afectaría al bebé… básicamente porque no había.

El legrado fue muy bien, y mi médico (que es geniaaal!!) me dio un montón de ánimos y me dijo que eso es normal, que no me agobiase para nada y que p’alante! Así que le hice caso y todo lo negativo me lo quité de la cabeza y vida normal.

Después de eso preferimos no buscar explicaciones, que puedes obsesionarte con mil cosas "el antibiótico que me mandaron", " no me empecé a tomar ácido fólico los 3 meses previos a la concepción", "el estrés"... y puede que no se debiese a nada de eso... Así que lo único que pensaba era “la naturaleza es sabia, si ese no era el momento, pues a seguir intentándolo”, y a los dos meses ya empezó a crecer en mi barriguilla la peque que ahora tenemos con nosotros J

Conclusión: hay que ser positivo y no rendirse, porque las cosas llegarán cuando tengan que llegar, sin obsesionarnos y apartando los pensamientos negativos, porque nunca ayudan.

Ánimo a la gente que lo está intentando!!!

Hasta la próxima entrada!!!

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